¿Alguna vez has pensado en querer morir por la causa de Cristo? ¿Has pensado que has llegado un punto de amar a Jesús, que puedes entregarle hasta tu vida? O al contrario, esto te parece una locura ¿Quién diría eso? ¿Quién podría desearlo? ¿Es posible llegar a sentirlo?
Para mí la vida es Cristo y la muerte, una ganancia. Filipenses 1, 21
Hace un tiempo estaba en un concierto católico y antes de que tocaran mi canción favorita, el cantante comentó que la letra de esta canción había sido inspirada en los escritos de San Juan Eudes, fue súper interesante porque nunca había escuchado de él, y fue por esto que empecé a investigar quién era este particular santo y a buscar explícitamente en sus escritos las partes de la canción que más me gustaban y realmente me encontré con la belleza de un gran tesoro.
Este santo, a parte de ser reconocido principalmente por ser el promotor de la devoción al Sagrado Corazón de Jesús y el Inmaculado Corazón de María, también tiene unos escritos bellísimos, llamados: “Vida y Reino de Jesús en las almas Cristianas” Y al leer la IV parte de estos escritos, el corazón se me conmovía con leer de las propias palabras del Santo, aquellas frases que yo con tanto fervor cantaba en el concierto.
Escucha mi súplica, tú, el deseado de mi alma; Ya nada quiero sino amarte y crecer siempre en ese deseo que tú me has dado de amarte. San Juan Eudes
En mi mente solo podía pensar ¿Es capaz que alguien desee tanto amar al Señor? ¿Cuánto me puede faltar a mí para poder decirle desde lo más profundo de mi corazón al Señor que no quiero nada más que solo amarlo?
Luego entendí que las palabras de este santo que hace cientos de años pudo haber escrito, es el grito de lo más profundo de nuestra alma, que anhela en sí, que desea, el poder estar en una comunión perpetua con Dios. Y es increíble el poder descubrir y entender la belleza que se encuentran en las palabras de una persona enamorada totalmente de Jesús, que puede llegar a exclamar fervientemente, como una petición a Dios, como una oración de deseo por su amor:
Que considere un martirio permanente no amarte lo suficiente, y que nada me apesadumbre tanto en este mundo como el amarte demasiado poco. San Juan Eudes
Si hay algo de lo cual podemos realmente sentir dolor es de amar a Dios demasiado poco, por tanto amor que el nos ha dado, un amor que entrega todo hasta la eternidad. Pero antes de sentirnos vencidos por esto, debe ser una motivación para luchar por amar a Dios mil veces más de lo que sentimos que podemos. Aunque muchas veces nos sintamos limitados nosotros mismos en el poder amar a Dios, aunque muchas veces hemos podido sentir que no somos capaces de tanto, debemos reconocer que nuestro corazón tiene un deseo de amor infinito, que nada, ni nadie en el mundo nos lo puede llenar, si no solamente Dios y en nuestra limitación humana, queremos amar a ese amor que tantas veces ha sido despreciado, queremos amar a Él amor que se ha hecho carne y ha habitado entre nosotros y ama nuestra imperfección pues en ella, el puede gozarse.
Mi mezquino e imperfecto corazón no es digno de amarte. Pero tú sí eres digno de ser amado y has creado este pobre corazón sólo para que te ame. San Juan Eudes
Cada frase de este santo, se sienten como martillazos directos a nuestro corazón y nos hace reflexionar que nos ha creado el Señor para amarle y ser amados, es esa nuestra consigna en este mundo, es ese nuestro único trabajo y misión: amar. Y para entender la belleza de este misterio del amor, debemos tener claro que no podemos hacer nada si es fuera de Jesús porque:
Fuera de ti todo es nada, quítame todo, pero dame ese solo bien y todo lo tendré, aunque no tenga nada. Nada quiero y lo quiero todo, Jesús tú eres mi todo. Jesse Demara
Pidamos al Señor que nuestro amor por Él sea como la zarza ardiente, que no se extingue, un fuego que cada día arda más por amor y entrega a Él, que podamos renunciar a todo y mirarlo a sus ojos y decirle: “Jesús tú eres mi todo”.
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Diego Esquivel
Publica desde octubre de 2020
Soy Licenciado en Fotografía, Misionero de Corazón Puro Internacional. Camino por todo el mundo, capturando la belleza de Dios.
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