La Semana Santa es para un cristiano sinónimo de esperanza.
Vaciar el corazón de lo que nos llena menos, es importante para poder vivirla con especial recogimiento y oración.
Las renuncias hechas durante la cuaresma, nos han vuelto para entonces hombres más fuertes y preparados para recibir todo lo que Dios quiere darnos.
Quizás estamos demasiado acostumbrados a la palabra “Resurrección” pero, párate un segundo a pensarlo… Imagina enterrar a tu abuela y encontrártela tres días después en la puerta de tu casa. De normal no tiene nada.
Las fiestas Pascuales son una cosa extraordinaria. ¡Nuestro Dios volvió a la vida de entre los muertos!
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato, fue crucificado, muerto, y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos. Credo de Nicea
Desde antes de que empezara la Pasión, Jesús empezó a darnos. Mientras cenaba con sus discípulos, transformó el pan y el vino en su Cuerpo y en su Sangre, instituyendo así la Eucaristía y quedándose a nuestro lado para siempre.
Mientras cenaban, tomó pan y, bendicéndolo, lo partió, se lo dio y dijo: Tomad, éste es mi cuerpo. Tomando el cáliz, después de dar gracias, se lo entregó y bebieron de él todos. Y les dijo: Ésta es mi sangre de la nueva alianza, que es derramada por muchos. San Marcos 14,22
Fue todo un proceso de generosas donaciones divinas. Dios estaba dispuesto a hacer cualquier cosa por salvarnos y redimirnos… Sabía que solos, aunque lo habíamos intentado (con el primer pecado como consecuencia), no podíamos.
Entre tanta humillación, Él iba desgastándose sin reservas hasta quedarse sin vida y sin fuerzas. Nos compró a un gran precio.
Valemos toda la sangre de un Dios que, aunque hubiéramos sido la única persona de la tierra, habría igualmente muerto por nosotros.
Él se entregó, con una mezcla de miedo y confianza, a la libertad humana. Por amor, a pesar de cada latigazo, cada espina y cada caída, no existió en su interior el más mínimo ápice de arrepentimiento.
Decía: Abba, Padre, todo te es posible; aleja de mi este cáliz; más no sea lo que yo quiero, sino lo que tú quieres. San Marcos 14,36
Desde la Cruz, allí en lo alto, por si no había sido suficiente, volvió a regalarnos lo mejor que tenía: Su madre.
Jesús, viendo a su Madre y al discípulo a quien amaba, que estaba allí, dijo a la Madre: Mujer, he ahí a tu hijo. Luego dijo al discípulo: He ahí a tu Madre. Y desde aquella hora el discípulo la recibió en su casa. San Juan 19,26
Se despojó de todo y se quedó sin nada. Se fue de este mundo igual que había llegado… O más humillado y marginado si cabe.
Su ejemplo nos quedó como un don para la historia. Sólo había que imitarle para llegar al cielo.
Tras exhalar su Espíritu y cumplir con todas y cada una de las profecías, volvió glorioso y triunfante. Se lo había jugado todo por tenernos consigo eternamente.
El que lo vio da testimonio, y su testimonio es verdadero; él sabe que dice la verdad para que vosotros creáis; porque esto sucedió para que se cumpliese la Escritura: «No romperéis ni uno de sus huesos». Y la otra Escritura dice también: «mirarán al que traspasaron». San Juan 19,35
De nosotros no esperaba nada pero deseaba mucho. Quería nuestro querer y para eso, nos hizo libres. Muchos, ni entonces ni ahora, aceptaron aquella victoria.
Los transeúntes le injuriaban moviendo la cabeza y diciendo: ¡Ah!, tú que destruías el templo de Dios y lo edificabas en tres días, sálvate bajando de la cruz. San Marcos 15,29
Dios, aún siendo todo poderoso, jamás ha querido despojarnos de nuestro derecho a la libertad.
Celebrar la semana santa, es revivir y acompañar de nuevo a Jesús en su tristeza y su alegría.
¿Te encanta Tolkian?
Suscríbete en menos de 20 segundos para recibir semanalmente el mejor contenido de nuestra revista en tu correo.
Mafalda Cirenei
Publica desde marzo de 2020
Suelo pensar que todo pasa por algo, que somos instrumentos preciosos y que estamos llamados a cosas grandes. Me enamoré del arte siendo niña gracias a mi madre, sus cuentos y las clases clandestinas que nos impartía en los lugares a los que viajábamos. Soy mitad italiana, la mayor de una familia muy numerosa y, aunque termino encontrando todo lo que pierdo debajo de algún asiento de mi coche, me dicen que soy bastante despistada. Confiar en Dios me soluciona la vida.
Semana Santa, el corazón de la piedad popular
Padre e hijo enfilaron la Avenida de la Borbolla, y pasaron por delante de…
La libertad interior que nos hace semejantes a Cristo
Jesucristo es el Orden y es Quien nos lleva a contemplar la Belleza. Dicho…
Los siete regalos que se nos dan en Pentecostés
Al cumplirse el día de Pentecostés, estaban todos juntos en un mismo lugar. Y…
¿Te sientes inspirado?