En los primeros capítulos del evangelio según san Mateo, se nos presenta con extraordinaria belleza, una serie de episodios en los cuales el evangelista narra la infancia de Jesús, donde se puede identificar el preludio de toda la obra, se deja ya ver así la trama de toda la narración del evangelio. Entre estos se encuentra el episodio de los Magos de Oriente que, habiendo visto la estrella, se ponen en camino para ir a presentar sus respectivos regalos al Rey de los judíos que acaba de nacer.
Este episodio, narrado solamente por Mateo es una muestra de todo lo que será el evangelio, nos presenta el rechazo de parte de los judíos hacia Jesús, también como los paganos son capaces de reconocer en ese niño, pequeño, indefenso y humilde, al Rey de los judíos. Vemos en este pasaje la belleza del Evangelio en un solo fragmento. Analizando la dimensión geográfica de este texto, se menciona a Belén, una pequeña ciudad ubicada a nueve kilómetros al sur de Jerusalén, especificada como “de Judea”, quizá para distinguirla de una ciudad que llevaba el mismo nombre, pero ubicada en Galilea, pero sin lugar a dudas para identificarla como la ciudad natal del rey David, recordemos 1 Sam 17,12: «Era David hijo de un efrateo de Belén de Judá, llamado Jesé» por tanto, se trata de la ciudad del rey David, portador de la promesa mesiánica que uno de sus descendientes reinaría eternamente.
Además, la dimensión histórica del texto proporciona otra coordenada, Herodes el Rey, en contraste, no es de descendencia davídica, ni siquiera era judío, era un idumeo, que había recibido de Roma el título de «rey de Judea», Herodes había reinado a Jerusalén por más de treinta años. La figura de los Magos de Oriente, puede interpretarse como algunos astrólogos de Persia, Babilonia o Arabia, que, por su profesión eran capaces de interpretar los signos astronómicos de su tiempo, por tanto, estos Magos de Oriente pueden ser figura de lo que hoy se identifica como científico, o como eran vistos en la antigüedad, como sabios, es decir personas que tienen la capacidad de observar el cielo, ver con atención las estrellas y posteriormente dar una interpretación del signo que han contemplado.
Otro detalle puede ser de grande y vital importancia, son sabios de Oriente, no son israelitas, no son del pueblo elegido, Mateo, nos presenta en ellos a las personas que, no obstante no pertenecen al pueblo de la ley, al pueblo de Israel, son capaces de encontrar en Jesús, el esperado de los pueblos, el sol (estrella) que surge para guiar a los que viven en tinieblas.
Los excluidos por antonomasia son ahora los invitados, los descartados son ahora los elegidos, los excluidos son ahora incluidos, se puede ver aquí una lógica de la inversión que Dios empieza a actuar en Jesús.
La estrella que guía a los Magos puede ser vista en relación con esa inquietud o deseo que existe en el interior de cada hombre, aquel anhelo profundo que reside en lo mas intimo del corazón humano, que nos empuja a ir por más, que no puede ser saciado con «algo» sino que debe ser saciado con «Alguien» sí, con mayúscula, porque es Jesús, Él es el único que puede saciar ese deseo y anhelo de lo más profundo de nuestro corazón.
Este pasaje nos muestra dos movimientos o actitudes que se tienen ante la posibilidad de encuentro con Jesús: el regocijo y la alegría, o el temor. Los Magos parten a toda prisa, con un grande deseo por encontrar al Rey de los judíos, que ha acabado de nacer, dejan su lugar de origen, su trabajo, en pocas palabras apuestan el todo por la nada; aunque no saben nada acerca de este niño, no conocen la Sagrada Escritura, ni mucho menos sabían algo acerca del Mesías, ellos esperaban ver al nuevo rey. En cambio Herodes, que vive de las apariencias y el temor, primero de las apariencias, vive en el lujo, aparenta ser judío, aunque no lo es, aparenta ser un rey justo y ecuo, aunque no lo es, y también aparenta estar interesado en presentar sus regalos al nuevo rey, aunque busca en realidad matarlo; en segundo lugar su miedo, había luchado para tener el titulo de rey de Judea, y saber que había alguien que también ostentaba tal título le causó un grande temor. Ante la posibilidad de un encuentro con Jesús debemos dar como respuesta una de las dos actitudes, o la de los Magos, o la de Herodes, no podemos permanecer indiferentes, no podemos ignorar este evento en nuestra vida.
La actitud de los Magos al encontrar a Jesús puede ser una invitación a cada uno de nosotros a salir de nosotros mismos, salir de nuestra zona de confort e ir en pos de esa estrella que ha surgido en Oriente, y contemplar en la belleza del Niño Jesús la luz que ilumina a las naciones, y gloria del pueblo de Israel. Contemplando a Jesús debemos experimentar gran alegría, como lo hicieron los Magos de Oriente, y ser capaces de comunicar a otros, el profundo regocijo de haber tenido un encuentro con el Esperado de las naciones.
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Ernesto Camarena
Publica desde febrero de 2022
Soy un religioso Pavoniano, inflamado de amor de Dios. Mexicano viviendo en Italia. Actualmente soy un estudiante de Teología. La Sagrada Escritura y los Padres de la Iglesia me fascinan. Me encanta leer y escribir acompañado de un buen café. «Me has llamado Amigo»
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