Quizá puede sorprenderos que os diga que para mí la Navidad y las Bodas de Caná están muy unidas. Pensaréis ¿qué tiene que ver el nacimiento de Dios con la boda de una pareja corriente que se quedó sin vino?
Pues la respuesta es que Dios se ha casado con nosotros. Ha sido gracias a la Encarnación y al Nacimiento que se ha entregado a nosotros, a su Iglesia. La entrada de Dios en la historia, la Nueva Alianza, hacerse Hombre; son los desposorios de Jesucristo con la humanidad. Y no es que haya una unión metafórica del Creador y criatura, o de los hijos con el Padre. Realmente el Señor se ha desposado con cada uno de nosotros, en particular con cada alma y con amor gratuito.
Cristo se ha unido a ti, para siempre. Nunca lo olvides, Él ya ha dado el paso, otra cosa es la libertad de tu respuesta y que puedes rechazarlo si quieres. Nos brinda la oportunidad de unirnos a Él, pero siempre podemos decidir. ¿Mas cómo rechazar que sea tu esposo Dios? ¿Cómo puedes girar la espalda a su abrazo gratuito y sanador? ¿Cómo puedes cerrar los oídos a la mismísima voz que creo la luz, que separó mares y tierra? Es un gran misterio no escoger a Dios.
De su parte lo ha dado todo. Ahí en el portal de Belén estaba Quien es el Señor, la Palabra, el Ser, la Causa Primera, hecho un amasijo de pañales, lleno de llantos y mocos por el frío. Él, que es lo más grande, se hizo bebé para que lo adoraras en su pequeñez y así pudieras amar, por encima de tu soberbia, tu misma pequeñez. A pesar de tu pecado, tú eres como el niño Jesús en Belén; tu eres pequeño, adorable, tierno, lleno de mocos y muerto de frío. Veo a Jesús-niño haciendo bromitas a los pastores, riendo y encandilando a María y José; puedo verlo reflejado en un chico que hace el tonto para sacarle una sonrisa a la chica que le gusta. Veo en cada gesto de Jesús el deseo de querer llamar mi atención, de cautivarme con su belleza. ¿Recordáis que ha convertido todas las almas en sus esposas gratuitamente? Pues aún hay más.
Jesucristo nació en Belén para crecer contigo, para que desde pequeño lo tuvieras de referente en la ternura y felicidad. Aunque el camino se fue volviendo más duro, porque después de las Bodas de Caná, donde empezó su vida pública, todo lo hizo para redimirte y explicarte cómo es el camino de la verdadera imitación de Cristo. En lo alto de la cruz está expuesto aquel que estamos llamados a ser, a imitar.
El Señor se ha comprometido contigo, desde el día de tu bautizo te elevó a la categoría de hijo del Creador de universo, ¿qué más podríamos pedir? Deberíamos mirarle, hablarle de corazón a corazón y decirle: Tú eres mi Dios y te has enamorado de mí.
Aquí estoy, Señor, para hacer tu voluntad. Salmo 39
Saber cumplir su voluntad… Pídele cumplirla en los estudios, en la familia, en el trabajo, entre los amigos; estas son las pequeñas voluntades que poner bajo su dirección. Pero hay otra más, la voluntad de de obedecer el camino que Dios ha preparado para llegar al fin de nuestra vida. El horizonte al que nos dirigimos debe ser Dios, responder al sacrificio de su vida; conformar nuestra vida alrededor de un Cristo vivo y resucitado enamorado de ti, que te ha perdonado todo el daño que le hiciste en la cruz.
El Señor es quien más te ama, quiere que pases toda la eternidad con Él, quiere que seas feliz, que la empieces ya. Entrégale tu vida porque Él sabe cómo colocar todo para que encaje, entrégale tu cuerpo porque es esposo de tu alma. Él cada día está en la Eucaristía, el Pan vivo bajado del Cielo que es alimento, es el Cuerpo que se entrega por ti en cada Misa y te deja que lo comas, que lo mastiques y que se deshaga en tus venas. Los católicos creemos que el Pan es su Cuerpo vivo y el Vino su propia Sangre. Lo son, y lo olvidamos. Piensa en lo enamorado que debe estar Dios de tu alma y la belleza que debe ver en ti para estar vulnerable, en un trozo de pan deshaciéndose en tu boca, aliviando tu corazón con gracias.
Prendado está el Rey de tu belleza: póstrate ante Él, que Él es tu señor. Salmo 44
Si has llegado hasta aquí probablemente estés un poco escandalizado y no entiendas a qué viene esto de “Dios es tu esposo” si no eres monja, si eres un padre de familia con una mujer genial o una chica de veinte años enamoradísima de su novio. No te asustes. Que Dios te haya amado con esta locura no significa que solo haya un modo de respuesta sino que la mejor manera de responder es abrir el corazón y vivir de la manera que Él haya pensado para ti.
El plan de Dios es misterioso, solo Él sabe cómo quiere colmarte de amor. Es tu esposo, aunque no te hayas consagrado en la vida religiosa a Él; lo es desde que te pensó, porque no podría amarte a medias, no podría tenerte solo como criatura, quiere tener una alianza contigo. Cada vez que comulgas, la Divinidad que creó el mundo está, literalmente, en tu corazón.
Llama a la puerta de tu amor como un mendigo, porque quiere abrazarte, cuidarte y llevarte al Cielo para existir para siempre siendo plenamente querido. El Espíritu Santo es la clave de todo, es el que hace a Jesús cercano, palpable a nosotros en cada momento de nuestro día cuando le invocamos. Porque un amado no puede estar sin hablar a su amada, sin comunicación, sin la comunión en una sola carne nuestra alma está quedando a medias.
La belleza de pensar que El que me creó se entrega a mí es indescriptible. Y que no me pide que renuncie a nada, que mi vocación encaja a la perfección con responder generosamente a su amor. Casarme con alguien de carne y hueso, si es mi vocación, también es camino para que el Señor me despose. De forma muy misteriosa, siendo mi “primer esposo”, Jesús ha preparado desde el principio un plan para procurar mi salvación. Lo más importante es ser santo, que demos gloria a Dios con nuestra vida. Él me mostrará si para pasar a su lado la la eternidad me acompañará un marido, o hijos, o entrar en un convento…
Él sabe todo, porque me ha hecho perfecta a sus ojos; confiaré siempre en Él, mi Esposo y Hacedor.
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Guadalupe Belmonte
Publica desde marzo de 2019
De mayor quiero ser juglar, para contar historias, declamar poemas épicos, cantar en las plazas, vivir aventuras... Era broma, solo soy aspirante a directora de cine, mientas estudio Humanidades y disfruto con todo aquello que me lleva Dios.
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Muy buen artículo ¡GRACIAS! Yo quiero ser luz del mundo.
¡Mucho ánimo! seguro que lo eres 🙂