Seguramente habrás visto la película “A Knight’s Tale” (Destino de caballero en España; Corazón de caballero en Hispanoamérica), en la que el protagonista (Heath Ledger), es un pobre sirviente con un deseo grande en su corazón: ser un caballero. Y es por esto, que emprende una travesía persiguiendo su sueño, a través de torneos de caballeros en la Edad Media.
La historia de la película desarrolla muchos temas increíbles, donde se puede reflexionar sobre la belleza de la relación de un hijo con su padre; la importancia de las amistades y como ellas nos apoyan; que es posible, si uno lucha, “cambiar las estrellas”. Sin embargo, hay dos escenas, que especialmente hablan sobre un tema profundamente bello, el amor.
Al inicio de la película, el protagonista conoce a una princesa hermosa de la cual inmediatamente se enamora, sin embargo no es el único, pues la belleza de esta princesa cautiva el corazón de todos los competidores del torneo en el cual participaba, tanto así que todos los competidores declaraban al pasar frente a ella: “Ganaré este torneo para ti”. Sin embargo, el protagonista, no hizo tal declaración en ese momento, el solo contemplaba su belleza y pedía conocer su nombre.
En lugar de ganar, para honrarme con tu gloriosa fama, quiero que lo hagas mal en contra de tu naturaleza. Quiero que pierdas. Jocelyn – Corazón de Caballero
Esto, conmovió el corazón de la princesa, quien más adelante, le pide a su amado caballero una prueba de amor.
El caballero, a punto de competir en el torneo mundial, llegó ante su amada y le dijo: “Como prueba de mi amor, ganaré este torneo para ti”. Pero la princesa le pidió una verdadera prueba de amor, que perdiera por ella, eso lo haría diferente al resto.
¡Perder es una gran prueba de tu amor, perder va en contra de tu amor propio y perder dará obediencia a tu amada y no a tu propia persona! Jocelyn – Corazón de Caballero
En la actualidad, se escucha mucho hablar de esa prueba del amor, que en muchas ocasiones, los novios piden a sus novias, o viceversa. Piden realizar actos de fornicación, para “demostrar su amor”, pero eso no resulta una verdadera garantía. La prueba de amor es “perder”, desprendernos de esas pasiones y de esas tentaciones que susurran en nuestro oído.
Porque “perdiendo”, realmente ganamos un amor libre. Se trata de una prueba de amor que se ve reflejada en la pureza de las intenciones, porque claro está que el deseo en nuestro corazón no es malo, sino lo que realizamos nosotros con ese deseo cuando no lo dirigimos hacía un bien mayor. Es así como, ir en contra de nuestra inclinación al pecado, es realmente una prueba de amor para la persona amada, y al mismo tiempo, nos libera del egoísmo, ya que dejamos de ver al otro como un objeto de satisfacción personal, y empezamos a descubrir la maravilla de la Providencia, que lo destinó como compañero en nuestra vocación al amor.
Pero esta es la prueba de amor que te doy, sin pedirte tu cama, a tu lado estoy, y despacito me despido, por eso te abrazo, te beso, te suelto y te dejo sola. Sola con la prueba de mi amor. La prueba de amor – Fray Dimas CFR
Y esto se aplica incluso en nuestra vida espiritual, cuando “perdemos” un domingo de quedarnos en el sofá, para asistir a la Misa; cuando “perdemos” 15 minutos de nuestra serie favorita, para rezar el rosario u otra oración; cuando “perdemos” nuestro ego, para realizar un acto de humildad verdadera. Al final, terminamos ganando, probando nuestro amor plenamente, y demostrando que conocemos la belleza de amar real, libre y totalmente.
Pidamos a Dios, la gracia de probar nuestro amor a Él y a los demás, de la manera más pura, para que su corazón sea amado plenamente, y en Él, a todos nuestros hermanos, templos del Espíritu Santo, creados a su imagen y semejanza.
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Diego Esquivel
Publica desde octubre de 2020
Soy Licenciado en Fotografía, Misionero de Corazón Puro Internacional. Camino por todo el mundo, capturando la belleza de Dios.
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