Este lema pertenece al filósofo latino Anicio Manlio Torcuato Severino Boecio, conocido comúnmente como Boecio.
Vencer la tierra, esforzarse, hacer algo. Esta frase expresa una clara condición para adquirir u obtener lo que podríamos llamar “recompensa”: vencer. El verbo vencer (ganar, derrotar a un enemigo) viene del latín, vincere, y se asocia con la idea de fuerza o energía.
Esta palabra también remite a valentía, magnanimidad, perseverancia, gallardía, temple, fortaleza, humildad, ideales, principios: algo más grande que uno mismo. En resumen, para alcanzar las estrellas se necesita trabajar o potenciar ciertas características. Para ver la belleza de las flores es necesario que se rompan con fuerza las semillas. Para que resplandezca nuestra propia belleza también debemos ponernos manos a la obra.
Viktor Frankl, fue un neurólogo, psiquiatra y filósofo austríaco, fundador de la logoterapia y del análisis existencial. Sobrevivió desde 1942 hasta 1945 en varios campos de concentración nazis, incluidos Auschwitz y Dachau. Este médico caracterizó cuatro síntomas de la “neurosis colectiva”, en su libro El hombre en busca de sentido, destacando el papel que tiene el espíritu y los ideales de una época en la vida mental de las personas:
- Actitud efímera ante la vida: se condice con la idea del eterno presente.
- Actitud fatalista ante la vida: el hombre se ha convertido en un turista rin rumbo, sin arraigo y caminando sin planificar ni proyectar su vida.
- Actitud conformista: el hombre se masifica. Prefiere esconderse en medio de la masa, que afrontar su personalidad.
- Actitud fanática que niega la personalidad del otro: polariza la mirada, sobre todo en el campo político.
Los dos primeros persisten en el mundo actual, y se agravan. La frustración existencial es cada vez mayor; menos seres humanos se vencen, menos alcanzan las estrellas. El vacío de sentido de la vida necesita ser llenado de ideales.
Dice V. Frankl: “En una vida sin sentido, saturada de ruido (que puede ser la nuestra), en un mundo que es un caos, el sufrimiento se vuelve algo destructivo.” Frankl afirma que el médico debe darle al hombre la “capacidad de sufrimiento.” ¿Qué es la capacidad de sufrimiento? El psiquiatra afirma: “La capacidad de sufrimiento no es, en definitiva, otra cosa que la capacidad de realizar lo que yo llamo valores de actitud. En efecto, no es sólo la creación (correspondiente a la capacidad de trabajo) la que puede dar sentido a la existencia (…), ni es sólo la vivencia, el encuentro y el amor (correspondientes a la capacidad de placer o bienestar) lo que puede hacer que la vida tenga sentido, sino también el sufrimiento.” https://www.tolkian.com/vida-interior/sacrificio-renuncia-y-sufrimiento-una-paradoja/
La capacidad de asignar un significado al sufrimiento es elemental para empezar a darle sentido a la vida. El arquetipo, el héroe o heroína de las grandes historias, como modelos ejemplares, nos muestran cómo el enfrentarse a la adversidad para alcanzar un objetivo es entender la capacidad de asignarle sentido al dolor.
Un libro que me gusta mucho dice: “En la vida es necesaria una meta por la cual luchar. Esto es lo que denominamos ideal.” Descubrir el ideal, mi ideal, las estrellas que quiero obtener, es parte de la madurez. López Quintás, español, doctor en Filosofía, define el ideal como: “Ese valor que los corona y ensambla a todos como una clave de bóveda, constituye el ideal de nuestra vida. El ideal no es una mera idea; es una idea motriz, que impulsa nuestra vida y —si es un ideal auténtico— le da pleno sentido” (Alfonso López Quintás. Descubrir la grandeza de la vida: una vía de ascenso a la madurez personal).
Los falsos ideales desorientan, desquician, vacían de sentido. Sigue diciendo el autor: “el ser humano se orienta hacia la madurez personal cuando encamina su vida hacia el ideal que responde a las exigencias más hondas de su propia realidad. De ahí que la tarea crucial de la actividad formativa consista en averiguar cuál es el ideal propio de un ser personal, y conferir a la voluntad la decisión necesaria para asumirlo en la propia existencia y realizarlo.”
El punto de partida elemental es entender el sentido de la vida y de la propia experiencia y del lugar y la función que cada uno ocupa en el mundo. Sergio Giménez, La Paideia de la Contemplación y la Aventura
Hay otra frase que comparte esta idea que venimos desarrollando: “Ad Astra, per aspera”, pero sin meternos en su origen, sólo diremos que se atribuye a Séneca su conformación final (en la Eneida de Virgilio está la misma idea en dos partes distintas: libro IX, verso 641 y libro XII, versos 892–893): Per aspera ad astra (“a través de las dificultades a las estrellas”), o su variante ad astra per aspera (“hasta las estrellas mediante el sacrificio”).
Descubrir los ideales, nuestras estrellas, trasfigurará nuestra vida y nos guiará si estamos algo desorientados o perdidos. Los ideales no son sueños, pues son concretos y realizables. El ideal no es un divague. La patria, el conocimiento o el estudio, el deporte, las artes, pueden ser configuradores de un ideal que ordene la vida. Y la consecución de cualquier meta obliga a los sacrificios y renuncias que lo convierten a la persona en héroe.
Nuevamente, “vence la tierra y tendrás las estrellas.” El Creador colocó en nosotros el deseo de lo eterno, de lo sublime, de la belleza; el corazón pide estrellas a las cuales aspirar, por las cuales luchar.
¿Sabes cuáles son tus ideales?, ¿qué te mueve a obrar día a día?, ¿estás haciendo algo para obtener las estrellas, o te has dejado vencer?
¡Ánimo, siempre hay esperanza! ¡Ave María y adelante!
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Guadalupe Araya
Publica desde octubre de 2020
"Si de verdad vale la pena hacer algo, vale la pena hacerlo a toda costa", decía el gran Chesterton. A eso nos llama el Amor, y a prisa: conocer la Verdad, gastarnos haciendo el Bien, y manifestar la Belleza a nuestros hermanos, si primero nos hemos dejado encontrar por esta . ¡No hay tiempo que perder! ¡Ave María y adelante! Argentina, enamorada de la naturaleza (especialmente de las flores), el mate amargo y las guitarreadas. Psicóloga en potencia. La Fe, ser esclava de María, y mi familia, son mis mayores regalos.
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