Qué curioso resulta que Dios al encarnarse haya querido nacer en un establo. ¿Cuál será la razón de que haya elegido el lugar más indigno posible para ser su primera morada? Está claro que cualquier lugar sería indigno del Señor pero podría haber nacido en un lugar ¡decente aunque sea de un hombre!
Pero no, eligió como primer hogar una cueva sucia y maloliente repleta de animales ruidosos. Acepto como primera imagen que vieron sus ojos Santos una noche fría y oscura, como primeros aromas los hedores de los animales del campo. Esta es la escena en que la Belleza fue alumbrada al mundo.
Esta increíble paradoja no es tanto muestra de la humildad divina sino de su Amor. Porque al nacer en un pesebre hizo de éste un sagrario, al aceptar semejante cueva por morada nos dice con dulzura: –También en tu corazón quiero nacer-.
Nuestra alma tantas veces sucia y maloliente, tan llena de animaladas, fría y oscura es como aquel pesebre que el niño Dios eligió para nacer. Debemos agradecer al Señor por su ternura infinita, por su amor sin medida que nos recuerda en cada navidad que no importa que tan malo creas ser, o que tan sucio y frío tengas el corazón. Él quiere nacer allí, solo busca un lugar que le abra las puertas.
¡Abrid, más todavía, abrid de par en par las puertas a Cristo! San Juán Pablo II
Pidamos al Señor con fe que derrame en el pesebre de nuestras almas su belleza redentora. Para que al igual que aquella cueva se transformó en un lugar Santo y hermoso desde donde se iluminó y bendijo toda la tierra, convierta nuestros corazones en sagrarios vivos desde donde bendiga a todos los hombres. Si le abrimos las puertas del alma, si hacemos lugar para Él, aunque sea sólo un rincón oscuro, Él hará morada en nosotros y poco a poco irá convirtiendo nuestro corazón y transformando toda nuestra vida. Su belleza irá desplazando nuestro pecado, sanando nuestra heridas e iluminando nuestras tinieblas.
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Santiago Rodriguez Barnes
Publica desde febrero de 2022
Soy un joven católico y Argentino, estudiante de Letras y Filosofía. Actualmente soy miembro de un movimiento de la Iglesia llamado FASTA que se dedica a la evangelización de la familia, la cultura y la juventud.
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