Qué impresionante y difícil me parece aquella afirmación de San Pablo en su carta a Timoteo, sobre el final de su vida. Cada vez que la medito me hace emocionar casi hasta las lágrimas. El apóstol de los gentiles ya cansado y cerca de su muerte, después de haber entregado enérgicamente su vida por Cristo, en la predicación escribe:
He peleado hasta el fin el buen combate, concluí mi carrera, conservé la fe. II Timoteo 4,7
Qué difícil es conservar hasta el final de la vida la fe; hay tantas tentaciones a diario para desistir que parece imposible: la soledad, el pecado, la opinión y mirada de muchos que nos rodean, el cansancio, el mismísimo demonio; todo parece conspirar contra nuestra fe que es a veces tan frágil y pequeña… pero hay que seguir a Pablo. Es preciso librar el buen combate que es aquel que se lucha con Cristo por la salvación de las almas. Si uno pone su fuerza en Dios todas esas contrariedades desaparecen y la fe vuelve a brillar, y aunque pequeña y débil es capaz de germinar y crecer y dar fruto abundante. Pero hay que luchar y mantenerse hasta el final, hay que caer y levantarse, y volver a mirar la Cruz y abrazarla cada día, a cada hora, en cada ocasión.
La fe es un hermoso don de Dios; es la primera virtud y de la que depende toda la vida cristiana. Es la poderosa arma de los Santos capaz de obrar milagros y de hacer maravillas. Su secreto consiste en que es la virtud de los niños… Solo el que es como niño puede tener la pureza y humildad de creer en otro, y de creer tanto que entregue y cimente su vida en aquella persona. Solo los niños y los amantes.
Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Mateo 18, 3
La fe nace del encuentro con una persona que nos Ama, no de la creencia en una doctrina, o en la lectura de un libro convincente. Cuando el hombre se encuentra con Cristo y con su amor, entonces y sólo entonces, recibe el don de la fe, es capaz de creer y de abrir la puerta de su corazón a ese amor que quiere y puede transformar todo su mundo para hacerlo feliz.
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Santiago Rodriguez Barnes
Publica desde febrero de 2022
Soy un joven católico y Argentino, estudiante de Letras y Filosofía. Actualmente soy miembro de un movimiento de la Iglesia llamado FASTA que se dedica a la evangelización de la familia, la cultura y la juventud.
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