Siempre hay algo bueno que nos atrae para ponernos en marcha. Esto es lo que le sucedió a los Magos que partieron porque fueron empujados por la Estrella. Fueron tocados internamente por la esperanza de esa Estrella y, habiendo confiado, su camino se ha convertido en un símbolo del movimiento de los pueblos hacia Cristo.
Pero, ¿por qué solo los magos, de todos, han visto la estrella? ¿Eran hombres especiales? ¿Ellos solos podían verla? No… La respuesta es esta: solo ellos “buscaban la verdadera luz” (Papa Francisco), solo ellos miraron hacia arriba mientras que a los demás les bastaba mirar hacia la tierra.
Se contentaban, porque la tierra ofrece estrellas que pueden engañar: éxito, dinero, placer… más que estrellas, son meteoros que deslumbran pero no orientan, iluminan por un momento pero no dejan rastro. Dejarlas para ir en busca de la Estrella del Señor ciertamente requiere esfuerzo, pero tenemos que confiar. Debemos despojarnos del mundo y vestirnos del Cielo. Tenemos que dejarlo todo y llegar al Lugar adecuado para ver la estrella. Tenemos que vestirnos de Su Palabra. Si lo hacemos así, nuestro camino, aunque fuera el desierto más frío de todos los tiempos, siempre tendrá una Estrella que ilumina y reconforta con Su Belleza. Empezaremos a sentir un gran calor y podremos ser el viento caliente en las noches más frías para los que nos rodean.
Los Magos no estaban satisfechos con solo vivir, flotar. Entendieron que, para vivir de verdad, se necesita una meta alta y por lo tanto hay que mantener la vista alta. Papa Francisco
Aferrémonos a Dios, aferrándonos a la Estrella que es la Luz del mundo. Si atamos las riendas de nuestro corazón a esta Estrella del Cielo, siempre tendremos la oportunidad de levantarnos en cualquier desierto donde estemos y podremos ver la Belleza, porque somos conscientes de que, aunque estemos en un abismo, nuestra vida se basa en una promesa de Amor y esta se mantendrá.
El sufrimiento y el dolor se convierten entonces en una oportunidad de redención. Estoy convencida de que entre el abismo y la redención debe haber un tramo de camino cuesta arriba. La Estrella de Jesús nos pide caminar en medio de la miseria, experimentar el éxodo y llevar cruces, pero no nos deja solos y en todos los lugares y en todos los tiempos nos llama al Amor. Estamos llamados a Amar.
El amor comienza hoy. Hoy hay quien sufre. Hoy hay quien vive en la calle. Hoy hay quienes tienen hambre. Hoy debemos comprometernos. Solo hoy podemos comunicar a Dios, amando, sirviendo, alimentando al hambriento, vistiendo al desnudo, dando a los pobres un techo sobre su cabeza. No esperen hasta mañana. Mañana estarán muertos si hoy nadie les da nada. Madre Teresa de Calcuta
Y he aquí que en el desierto de cuidados intensivos donde tu hijo está internado en una cuna, no tienes tanto miedo y acompañarlo hacia las manos de Dios te da serenidad. Y he aquí que cuando tu madre se enferma, y ya no recuerda las cosas, y ya no recuerda quién eres, te quedas cerca de ella y confías. Y he aquí que cuando estás a la segunda ecografía, poco después de descubrir que estás embarazada, y el latido de su corazoncito se ha detenido, no te desesperas. Allí viene la Palabra de Dios.
Viene con Su Palabra de vida plena, hermosa, verdadera y eterna, incluso en el desierto más oscuro de todos y aunque el desierto no dure un día, un mes, un año, sino para siempre. Solo tenemos que mirar la estrella. Su Belleza despertará la esperanza. Esperanza porque contiene en sí la memoria del Creador: la Estrella infundió esperanza en el corazón de los Magos porque fue el Niño quien la guio. Y todavía la conduce. Confiemos. El Cielo está a nuestra disposición.
La gran estrella, la verdadera supernova que nos guía es el mismo Cristo. Papa Benedicto XVI, de la Homilía de la Epifanía, 6 de enero de 2012
Con la Estrella, por tanto, se abre un capítulo. El Señor, nuestro Dios, está entre nosotros y es un faro para nuestros caminos. Quiere habitar entre nosotros y se muestra en la Belleza de una promesa: “El Señor, tu Dios, es el que camina contigo; no te dejará ni te desamparará.”(Deuteronomio 31,6). Ha preparado un Reino donde no hay miedo sino solo Amor. Claro, las escaleras existen y son fatigosas, pero están hechas para ser subidas.
Dejémonos llevar de la mano: Él llevará nuestro dolor, nuestro cansancio, nuestro trabajo diario yendo a la Cruz y mostrará que todos estos sufrimientos brillan con Luz celestial. Entonces, cuando parezca que lo olvidamos, miremos la estrella y recordemos que no estamos solos. Vivir significa bailar sobre el amor de Dios. Ver la realidad solo con tus propios ojos significa sobrevivir, no vivir.
Me parece que nada bueno se puede conseguir si uno se busca a sí mismo. Santa Teresa de Lisieux
Busca La estrella.
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