En muchas ocasiones de nuestra vida, sentimos que el ruido nos aturde, luego de salir de una fiesta, después de la ida a un estadio, nos quedan retumbando los oídos cansados de tanto ruido. Y no solamente los sonidos, también el ruido de las imágenes que consumimos cada día, donde buscamos estar refrescando eternamente nuestro feed de Facebook o Instagram, pasamos viendo TikToks hasta que no podamos más, y nuestros ojos quedan cansados y aturdidos de tantas imágenes. Es una realidad, estamos en un mundo que es ruidoso y nos quiere vender algo novedoso en cada ocasión que nos permita. Pero estamos perdiendo de vista algo importante: la belleza del silencio.
Cristo vivió treinta años en silencio. Más tarde, durante su vida pública, se retiró al desierto a escuchar al Padre y hablar con Él. El mundo tiene una necesidad vital de hombres que se retiren al desierto. Porque Dios habla en el silencio. Cardenal Robert Sarah
Es muy difícil cuando estamos llenos de cosas y ocasiones, que no nos dejan estar en silencio. ¿Y porqué buscar el silencio? Es muy simple, porque ahí habita Dios.
Vino primero un huracán tan violento que hendía los cerros y quebraba las rocas delante de Yavé. Pero Yavé no estaba en el huracán. Después hubo un terremoto, pero Yavé no estaba en el terremoto. Después brilló un rayo, pero Yavé no estaba en el rayo. Y después del rayo se sintió el murmullo de una suave brisa. Elías al oírlo se tapó la cara con su manto, salió de la cueva y se paró a su entrada. 1 Reyes, 19
Hoy más que el ruido exterior, en lo interno de nuestro corazón tenemos miles de cosas que no nos dejan estar en paz y en comunión con Dios, que son demasiado ruidosas y no nos dejan escuchar la belleza de la voz de Dios que está esperando hablarnos ahí, en el silencio, en la soledad. Nos preocupamos por tantas cosas, trabajo, estudio, relaciones y muchas veces olvidamos lo más importante: es escuchar a Dios. Él nos guía y nos dará las herramientas para poder seguir adelante, para poder estar y dar todo lo que Él nos pide.
¿Qué somos nosotros sin Dios? No más que personas ebrias de palabras vacías que caen como gotas de agua, capaces de ahogarnos. Si buscabas una señal, es esta. Busca en el silencio a Dios, ponle pausa a la música, desconéctate de tus redes sociales una hora al menos, apaga las pantallas y sal a caminar con Cristo. Habla con él, que tiene mucho que decirte en el silencio de tu corazón.
A lo largo de nuestra vida, hemos muchas veces catalogado a la persona que calla, a la persona silenciosa como una persona débil, que quizá “no tiene mucho que decir”, exaltando, por otro lado, a la persona que derrocha miles de palabras como granos de arena en la orilla del mar, muchas veces sin entender el sentido mínimo de sus palabras. Y se hace una división: aquel fuerte es quien dice mucho y el débil es quien calla. Realmente ahora comprendemos la belleza del silencio. Aquel que no dice mucho, que guarda silencio y no se da a conocer, está realmente unido al pensamiento de Jesucristo.
En el amanecer de este nuevo milenio, los que callan son los más útiles a la sociedad: seres de silencio e interioridad, viven la auténtica dimensión del hombre. El alma humana no se expresa solo con palabras. Cardenal Robert Sarah
Busquemos pues nosotros también, poder estar en comunión cercana con Dios, escuchar su voz. Acallemos nuestro corazón, nuestro alrededor y entreguémonos totalmente a Él que busca santificarnos. A través de su silencio en nuestras vidas, quiere que estemos más sedientos y más necesitados de Él.
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Diego Esquivel
Publica desde octubre de 2020
Soy Licenciado en Fotografía, Misionero de Corazón Puro Internacional. Camino por todo el mundo, capturando la belleza de Dios.
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