En una noche fría de Inglaterra en 1929, en plena fiesta de la Trinidad, entre un gran estruendo espiritual, un hombre llamado Clive se encontraba con Dios.
Un tiempo después, en una mañana soleada en Whipsnade, ese tal Clive identificaba a Dios en Cristo.
Y en 1950, Clive publicaba un libro: “Las Crónicas de Narnia: el León, la Bruja y el Ropero”, en el que Cristo se identificaba con un león.
Cinco años más tarde, “Clive”, mejor conocido como C.S.Lewis, publicaba: “Sorprendido por la alegría”, narrando su conversión.
Y al año siguiente, 1956, llegaría: “Las Crónicas de Narnia: la Última Batalla”, el último libro de las crónicas, el final de una de las mayores sagas de fantasía de todos los tiempos.
Brillantísimo académico, prolífico ensayista e íntimo amigo de J.R.R.Tolkien (principal instrumento de la Providencia en su conversión), Lewis creó un mundo de hadas de inigualable valía. Narnia es de esos sitios donde la fantasía y la realidad se entremezclan, donde los sueños toman forma y la realidad se transfigura en formas nuevas y maravillosas.
Y he aquí que veremos diez del sinnúmero de enseñanzas que pueden sacarse de este maravilloso mundo.
1. Los cuentos de hadas son cosa seria
Algún día serás lo bastante mayor para volver a leer cuentos de hadas
C.S.Lewis
A diferencia de lo que la atrofiada mente adulta pueda pensar, los cuentos de hadas no sólo no son cosa poco seria: son una de las cosas más serias del mundo.
Está muy implantada en nosotros la ridícula creencia de que para “madurar” es necesario desprenderse de la fantasía propia de la niñez. Sin embargo, la verdadera madurez llega cuando se logra conciliar la fantasía con la realidad, la adultez con la niñez, la belleza con el orden, el universo con el mundo de las hadas.
De esta forma uno se percata que, en realidad, éstas nunca fueron cosas antagónicas. La vida es una aventura, y el universo un gran escenario, ¿Cómo va a ser esto cosa poco seria?
2. La fe nos hace libres
Han elegido la astucia en lugar de la fe. Su prisión está solo en sus mentes, sin embargo, están en esa prisión; y tienen tanto miedo de ser engañados que no pueden ser sacados (Aslan)
C.S.Lewis
La Fe es como el sol: da calor, vida y es tan poderosa que si explotara en toda su significación, todo lo demás quedaría reducido a cenizas.
Sólo la Fe, como el sol, puede iluminar y dar sentido a las cosas. No podríamos ver nada sin ella.
Escapando de la Fe no sólo no evitamos una prisión: nos metemos en otra, mucho más pequeña que aquella de la que supuestamente escapamos. Nos encerramos en la peor de las prisiones: nosotros mismos.
3. La misericordia es un deber
Pero incluso un traidor puede enmendarse. Yo conocí a uno que lo hizo (Edmund Pevensie)
C.S.Lewis
Edmund es el mayor ejemplo del poder de la Misericordia.
No es un simple: “Bueno, no pasa nada”. Si no pasara nada, nada pasaría sobre esa nada. Es algo más. La misericordia no sólo es ella misma, sino que es Misericordia, en mayúscula. Implica volver algo en nada, aplacar una falta y convertirla en polvo.
Lo más curioso es que Aslan se sacrifica por Edmund, entrega su vida por él, por un traidor… La Misericordia llega a tal punto que no sólo sana la culpa del traidor sino que rellena el vacío de su pena. Un inocente es sacrificado en lugar del traidor, la Mesa de Piedra se parte y la vida triunfa. Porque la Redención siempre excede a la corrupta traición.
Por eso su epíteto es “Edmund el Justo”. No porque él sea un gran ejemplo de justicia, sino porque la justicia ha obrado en él.
Edmund es así imagen de la Justicia de Aslan. Ha sido salvado por su Misericordia.
4. El amor da sentido a la vida
Una vida larga con un corazón malvado no es más que un sufrimiento interminable (Aslan)
C.S.Lewis
El amor no sólo nos hace mejores, el amor nos concilia con la bondad. Y la bondad nos orienta a amar más, y en ese círculo virtuoso encontramos la verdadera felicidad.
Y al estar llamados como humanos a la felicidad, digamos que si el amor nos lleva a la felicidad, el amor nos hace más humanos.
El amor nos humaniza porque es la esencia misma de Aquel de quien somos imagen y semejanza.
Una vida sin esto no sólo es una vida vacía. Simplemente no es vida, sino una supervivencia oscura, cuya prolongación sólo consiste en más y más tortura.
Sólo el amor convierte en vida a la mera existencia.
5. La humildad es andar en la verdad
Desciendes de lord Adán y Lady Eva -respondió el león-. Y eso es honor suficiente para que el mendigo más pobre mantenga su cabeza bien alta y vergüenza suficiente para inclinar los hombros del emperador más importante de la tierra. Date por satisfecho (Aslan)
C.S.Lewis
El principal problema que la gente se hace de la humildad es la falsa noción de que la humildad implica desprestigiarse a uno mismo.
No, implica asesinarse a uno mismo, pero no desprestigiarse.
Humildad significa simplemente dejar de verse el ombligo, porque no somos el ombligo del mundo.
Humildad es entender lo que realmente somos, y así convivir con nuestra naturaleza. Sólo así podemos vivir y cumplir nuestra vocación.
Es decir, humildad es andar en la verdad. Implica estar en comunión con nuestra naturaleza y no con mentiras reconfortantes.
Implica asesinarse y humillarse a uno mismo para así caer de rodillas, nuestra pose por excelencia ante el Rey.
6. Dar el buen combate es un honor
Preferiría morir luchando por Narnia que envejecer y volverme estúpido en casa y tal vez andar en una silla de baño y luego morir al final de todos modos (Jill Pole)
C.S.Lewis
Militia est vita hominis super terram (“Milicia es la vida del hombre sobre la tierra”).
Una constante refriega que sucede en dos dimensiones: en nuestro interior y en nuestro exterior.
La vida es una aventura a la que somos llamados, una aventura que merece la pena vivir aunque implique esfuerzo y batalla.
Sin cruz no hay salvación, la muerte vendrá inevitablemente ¿Queremos ser de aquellos que vivieron apegándose a la vida y perdiéndola en el proceso?
¿O queremos ser de aquellos que lucharon hasta el final?
7. La magnanimidad es una brújula
Valor, amigos, tanto si vivimos como si morimos Aslan será nuestro buen Señor (Príncipe Rilian)
C.S.Lewis
La magnanimidad es la virtud que nos lleva a dar al máximo de nuestras capacidades, hasta llegar a lo imposible.
Es un llamado que se nos hace a las cosas grandes. Un llamado a nosotros, seres ordinarios, a realizar hazañas extraordinarias.
La magnanimidad supone la Fe, porque hay que creer en aquello por lo que realizamos la hazaña (nadie hace nada extraordinario si no cree realmente en aquello por lo que se está esforzando).
La magnanimidad es, pues, una brújula que nos señala los desafíos a superar y nos lleva a la batalla. Es la virtud que nos permite elegir el camino arduo y difícil antes que la comodidad de lo mediocre.
Es una flecha, en ambos sentidos: guía y atraviesa, muestra y combate.
Si tenemos un Buen Señor de nuestro lado, la magnanimidad nos muestra el camino. El único verdadero, aunque no el más sencillo: dar la vida por Él.
8. Debemos ser mensajeros de la verdad
Ve y despierta a los otros y diles que te sigan. Si ellos no quieren, por lo menos deberás seguirme tú sola (Aslan)
C.S.Lewis
Si la Fe es el sol, la Verdad es el fuego. Y como decía Giovanni Papini sobre el amor, también se aplica a la verdad: “si no se transmite, se apaga”.
Ser testigos de la verdad implica ser peregrinos. Ser velas portadora de una llama que debe quemar todos los bosques.
Pero antes de encender la más pequeña rama, hay que mantener viva la llama. Y sólo se la mantiene viva si se la protege de los fuertes vientos, si se la alimenta con belleza y si se la transmite.
Si la verdad implica transmitirla, al no transmitirla estaríamos faltando a la verdad. Por tanto, si no transmitimos nuestra llama, se apagará.
Recordemos que hay muchos viajeros perdidos que dependen de nuestro fuego para poder escapar del frío del mundo.
9. Nunca estamos solos
_ ¿Quién eres? -dijo con una voz que apenas se oyó más que un susurro. (Shasta)
_ Alguien que ha esperado mucho tiempo a que hablaras. (Aslan)
C.S.Lewis
El primer paso es reconocer esa Voz...
Luego, dar a conocer la propia.
Luego, darse cuenta de que esa Voz ya conoce nuestra voz, y estaba esperando que se la mostrásemos a solas.
El encuentro entre Shasta y Aslan es de los más hermosos de toda la saga, precisamente por la anagnórisis (reconocimiento) que se realiza: Aslan siempre había estado con el muchacho en distintas formas, pero el niño no se había dado cuenta.
Un león alejando chacales, un gato que le servía de consuelo, o un león del que ni se acordaba que lo salvó cuando era un bebé, y mientras estaba al borde de la muerte… todos ellos eran el mismo, eran Él: Aslan, el Buen Señor.
Nosotros ¿Cuántas veces no nos hemos dado cuenta de la presencia del Señor? ¿Cuántas veces le reclamamos por su ausencia, cuando siempre se encuentra presente escuchándonos?
Al final, aunque la Fe sea nuestro sol, Dios actúa mucho desde las sombras.
10. La santidad es ser como niños
También en nuestro mundo hubo una vez un establo, y en ese establo, algo mayor a todo nuestro mundo (Lucy Pevensie)
C.S.Lewis
Cristo, el Rey Indomable, se hizo niño en nuestro mundo. Aquél que todo lo excede eligió no sólo hacerse hombre, sino hacerse hombre débil y totalmente mortal.
Cristo se entrega en la Cruz y salva a toda la humanidad, verdadero Dios y verdadero Hombre, y se rasga el velo del templo, la Mesa de Piedra se parte.
¿Por qué hace todo esto? Por amor. Él es Amor y fuimos creados por amor
¿Qué implica el amor? Inocencia, pureza, humildad, Esperanza, Fe y sobre todo Caridad.
Y en estas cosas y muchas otras ¿Quiénes son mejor maestro que los niños?
Dejen que los niños vengan a mí y no se lo impidan, porque el Reino de los Cielos es de quienes son como ellos
Mt 19, 14
La santidad es ser a imagen y semejanza de Dios, los niños alcanzan la santidad, los niños son a imagen y semejanza de Dios, ser como niños es ser como Dios.
La santidad es ser como niños… Sólo ellos entran a Narnia.
En estas diez enseñanzas hemos visto la sabiduría de Aslan, que no es otra que la sabiduría de Cristo, quien usando a C.S. Lewis como instrumento nos llama a seguirlo en esta milicia que es la vida.
No caigamos en la oscuridad, recordemos nuestra verdadera Patria. Estamos en este mundo pero pertenecemos a otro, y llegaremos a él gracias al poder del Amor y a la belleza de las pequeñas acciones, aquellas que parecen cotidianas y sin valor, pero que en realidad terminan siendo una puerta directa a este otro mundo donde gobierna el Rey Indomable.
Como el armario, que aparentaba ser ordinario y resultó algo mucho más significativo.
Tal vez nosotros seamos como ese armario.
Tal vez nosotros seamos la puerta de alguien hacia Narnia.
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Thiago Rodríguez Harispe
Publica desde febrero de 2022
Aunque la aventura sea loca, intento mantenerme cuerdo. Argentino. Intento poner mi corazón en las cosas de Dios. Cada tanto salgo de mi agujero hobbit y escribo cosas.
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